¿En la montaña con los recién nacidos: a qué edad y a qué altitud?

Consejos útiles para disfrutar mejor de unas vacaciones en la montaña con bebés

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EN LA MONTAÑA CON BEBÉS: ¿A QUÉ EDAD Y A QUÉ ALTITUD

Consejos útiles para afrontar mejor unas vacaciones en la montaña con bebés

Muchas familias deciden pasar sus vacaciones de verano en la montaña después del nacimiento de su bebé. Pero, ¿cómo comportarse con los recién nacidos en la montaña? Y sobre todo, ¿los recién nacidos pueden ir a la montaña? ¿Hay una altitud recomendada en función de la edad? Veamos juntos cómo comportarse, qué consejos y precauciones tener al ir de vacaciones a la montaña con recién nacidos.

Altitud y bebés: ¿hasta qué altitud se deben llevar?

No hay límites de edad para ir a la montaña con un recién nacido, todo depende de la altitud que tengas que alcanzar. La pregunta que hay que hacerse es: ¿hasta dónde es posible llegar?

  • Con bebés de 1 mes, lo mejor es no superar los 1.500 metros.
  • Más allá de los 2 meses y con niños de hasta 2 años, sin embargo, es aconsejable mantenerse a menos de 2.000 metros, tal vez proporcionando un período de aclimatación a una altitud más baja (dentro de los 1000 metros) o proceder en etapas diarias, permitiendo que el cuerpo del niño se adapte a la nueva altitud.
  • Entre los 2 y los 5 años es posible alcanzar altitudes superiores a los 2.000 y hasta los 2.500-3.000, siempre prestando atención a cualquier molestia del niño.

Si tenes conocimiento de enfermedades respiratorias o cardíacas en tu hijo, es importante que le consultes a su pediatra antes de partir.

¿Por qué prestar atención a la altitud con los niños?

Si decidis pasar unas vacaciones en la montaña con un recién nacido, es importante acercarte a la altura de forma gradual para evitar cambios bruscos de presión. Esto se debe a que el porcentaje de oxígeno en el aire disminuye progresivamente a medida que aumenta la altitud. La menor presencia de oxígeno en el aire provoca una reducción de la capacidad del organismo, que debe aclimatarse con un gran esfuerzo.

¿Cómo afrontar el ascenso a la altura con bebés?

Durante el ascenso, el niño puede sentir molestias debido al efecto conocido como "oído tapado", provocado por niveles de presión muy diferentes entre el oído externo e interno, al igual que los adultos. El bebé puede mostrar molestias por el llanto: en estos casos es recomendable fomentar la deglución succionando el chupete durante el ascenso o parando de vez en cuando para ofrecer el pecho o el biberón al bebé. Puede ser útil hacer paradas intermedias, tal vez detenerse para almorzar, subiendo gradualmente hacia el destino.

Mal de altura: ¿cuáles son los síntomas y cómo prevenirlo?

En los niños, el mal de altura es una enfermedad bastante frecuente que suele presentarse a partir de los 2.500 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, el mal de altura no siempre es fácilmente reconocible porque también puede presentarse con condiciones generales de malestar, sin ningún síntoma particular. Estos son los síntomas del mal de altura:

  • Falta de apetito
  • Náuseas y vómitos
  • Irritabilidad
  • Trastornos del sueño

Si tu hijo presenta estos síntomas o se comporta de forma diferente a lo habitual, descende en altura, siempre de forma gradual, prestando atención a la evolución de su afección y consulta a un médico lo antes posible.

Pero, ¿cómo prevenir el mal de altura? Evitando alcanzar altitudes superiores a los 2.000 metros pero también llegar a las alturas lentamente, planificando etapas y no utilizando teleféricos o telesillas para desniveles por encima de los 1.500 metros.

Algunos consejos para una caminata de montaña segura y agradable

El senderismo en la montaña es una oportunidad agradable y muy estimulante para los niños. Durante la caminata, sobre todo si es en verano, usa siempre protector solar, sombrero y lentes de sol para protegerlos de los rayos UV; lleva abundantes suministros de agua para mantener una hidratación adecuada.

Si tu pequeño aún no camina, es recomendable utilizar un portabebés, eligiendo un modelo ajustable tanto para el bebé como para el usuario, para evitar posturas incómodas y disfrutar plenamente del paseo. Asegúrate de que el niño no esté demasiado cubierto durante la temporada de verano o, en invierno, que las extremidades inferiores estén bien calientes. Algunos modelos te permiten llevar a tu hijo incluso cuando es mayor gracias a su posición en la espalda, como una mochila.

Si los niños ya son autónomos para caminar, mantenete siempre cerca de ellos para evitar caídas y presta atención a lo que tocan y a lo que podrían recoger, como frutas, bayas, champiñones.

En general, presta atención a algunos riesgos:

  • Picaduras de pequeños insectos: para evitar ser picado, al caminar por el bosque o detenerse en prados lo mejor es usar calcetines, pantalones largos y zapatos cerrados. También presta mucha atención a las garrapatas: no causan dolor y, a menudo, solo las nota a la hora del baño. Las garrapatas se localizan principalmente en la nuca, detrás de las orejas, cerca de las axilas o en los muslos. Es importante eliminarlos por completo sin dejar nada pegado a la piel. Si no queres arriesgarte, es mejor que un médico te lo quite o que vayas a la sala de emergencias. En cualquier caso, lleva contigo un bolígrafo de picaduras a mano para el alivio inmediato de las picaduras y una emulsión repelente que ofrezca una protección total contra mosquitos, garrapatas y otros insectos, como tábanos y abejas.
  • Bayas, frutas y champiñones: suelen venir con colores vivos y alegres que incitan a los más pequeños a ser tocados o recogidos, pero no todos son comestibles. Así que tene mucho cuidado con lo que tocan tus hijos y lleva con vos un gel desinfectante para manos. Recordá que también hay algunas especies de plantas y flores que son potencialmente molestas y venenosas, como las ortigas.
  • Traumatismos y magulladuras: a los niños les gusta explorar y sin duda la montaña es una maravillosa oportunidad. Fomenta en ellos este deseo de aventura enseñándoles a estar atentos a cualquier situación peligrosa que pueda provocar caídas, pequeños traumatismos y lesiones. Si tu destino no incluye la presencia de un refugio o una cabaña, donde suelen estar equipados para estos casos, lleva contigo un mini botiquín de primeros auxilios con desinfectante, tiritas y algunas vendas para pequeñas heridas.