Un instinto natural que reconforta al bebé.
Un acto natural que lo tranquiliza
Para un recién nacido, la succión es un acto instintivo, capaz de producir un efecto calmante y relajante, y de calmar las crisis de llanto.
La succión estimula la producción de serotonina en los niños, una sustancia muy importante en la regulación del estado de ánimo y el sueño, capaz de promover un estado de calma y serenidad.
Por esta razón, chupar le da consuelo al niño y lo ayuda a relajarse, especialmente antes de acostarse.
El mecanismo de succión tiene muchos otros efectos positivos que justifican el uso del chupete.
Además de calmar a un recién nacido nervioso, el uso del chupete durante el sueño es parte de las recomendaciones pediátricas para el sueño seguro y, por lo tanto, también para la prevención del SMSL (Síndrome de Muerte Súbita del Lactante).
De acuerdo con las indicaciones de la Sociedad Italiana de Ortodoncia, el uso correcto de un chupete adecuado en los primeros años de vida, estimula la actividad neuromuscular, ayudando a promover el correcto desarrollo de los músculos de la cara, la lengua y la boca entera.
En vista de la importancia que tiene la succión en el desarrollo del aparato de masticación del bebé, es esencial elegir un chupete con la tetina ortodóntica, capaz de adaptarse perfectamente a la boca del bebé y garantizar la posición correcta de la lengua.
La presión correcta de la lengua en el paladar, especialmente lateralmente, contribuye a crear suficiente espacio para que la dentición se realice correctamente.
El chupete propuesto para la lactancia materna puede ser un valioso aliado para acompañar al bebé durante los primeros meses de vida.
A esta edad, se recomienda usar un chupón específico para bebés, pequeño y ligero. A la edad de 24 meses, se puede comenzar a poner en práctica acciones disuasorias para inducir al niño a dejarlo gradualmente.
El Ministerio de Salud de Italia recomienda retirar el chupete dentro de los 3 años de edad. Lo importante es usarlo de la manera correcta, evitando dárselo al bebé cada vez que comienza a llorar.
De hecho, incluso si el chupete tiene entre sus muchas funciones la de calmar al niño cuando llora, llorar es su forma de comunicarse y debe ser escuchado.