Los bebés aprenden pronto a asociar la silla de comer con la hora de alimentarse; por eso es importante seguir un ritual en cada comida.
Los niños son criaturas de costumbres que necesitan seguridad, de ahí que, cuando llegue la hora de dejar de dar el pecho, puede ser útil crear una especie de ritual de alimentación para ir poco a poco creando el hábito del momento de la comida.
Elegiremos un lugar específico de la casa donde el pequeño coma siempre usando los mismos métodos y utensilios: silla, cubiertos, vajilla, etc., para crear un entorno de tranquilidad y serenidad.
El papel de la silla de comer
La silla de comer juega un papel importante en la alimentación del bebé pues el niño la asocia al instante y de manera instintiva con la hora de comer: desde el primer momento la reconoce como el lugar específico donde tiene lugar esta actividad. A veces, cuando los pequeños lloran porque tienen hambre, el solo hecho de sentarlos en su silla de comer basta para tranquilizarlos, pues saben que la comida llegará pronto.
Además de cómoda y segura, la silla de comer debe poder ajustarse y adaptarse al crecimiento del pequeño, de manera que pueda transformarse en una hamaca en los primeros meses y después, cuando el bebé sea capaz de sentarse en posición recta, en una silla para comer o primera silla.
En la mesa con mamá, papá y los hermanos
Lo antes posible, acerca la silla de comer a la mesa donde comen mamá, papá y los hermanos; de esta forma el bebé tendrá una primera experiencia de lo que es comer juntos y se sentirá motivado a aprender copiando el comportamiento de los demás: cómo usar los cubiertos y lo que debe hacerse y no debe hacerse en la mesa. En este sentido, es muy importante el ejemplo que se le dé, también en términos nutricionales.