El marsupio permite un contacto físico más cercano, positivo para las madres y seguro para el bebé, gratificante para ambos.
El uso del marsupio permite un contacto físico prolongado y regular entre madre e hijo. Esto es positivo para ambos, especialmente durante las primeras semanas de vida, cuando una madre y el bebé pierden esa intensa relación que tenían durante el embarazo.
Así que, si el bebé nació a tiempo y su salud no está en riesgo, el uso inmediato del marsupio amplifica las sensaciones de bienestar y el contacto entre el bebé y su figura de referencia, tan importante y gratificante para ambos.
La influencia de la utilización del marsupio en la madre tiene un efecto positivo, inmediato y duradero en la madre. Mantener al bebé en estrecho contacto durante algunas horas todos los días favorece el deseo de cuidar al bebé y mejora la confianza en su capacidad para comprender y gestionar para satisfacer la necesidad del bebé.
Para los papás, el uso del marsupio es una maravillosa oportunidad de estar en contacto cercano con su bebé y conocerse. Esta experiencia produce en el padre efectos positivos similares a los que vivió la madre, porque es un momento íntimo único y especial con su hijo, el contacto temprano y prolongado con él es una importante ocasión para conocerlo y para iniciar un camino de intercambio mutuo que favorecerá un reconocimiento temprano del padre como figura signiticativa y luego la creación del vínculo entre padre e hijo.